Técnicas quirúrgicas
Los pacientes intervenidos pierden entre 40 y 90 kg tras la cirugía
Con cirugía de la obesidad se denomina a aquellos procedimientos quirúrgicos complejos a través de los que se modifica el funcionamiento del tubo digestivo con el objetivo de lograr que el paciente pierda peso y que esa disminución del peso se mantenga en el tiempo.
Al igual que en otros tratamientos de la obesidad, para lograr que la pérdida de peso se consolide y se mantenga en el tiempo, además de intervenirse, el paciente ha de realizar cambios en su estilo de vida y llevar una dieta saludable.
La cirugía de la obesidad no es en ningún caso una cirugía estética y, como cualquier intervención quirúrgica, no está exenta de riesgos ni de complicaciones que pueden producirse, a corto o medio plazo. No obstante, hoy día es un procedimiento muy seguro que se realiza por laparoscopia (a través de pequeñas incisiones), uno de los mayores logros de la cirugía en las últimas décadas. Con la laparoscopia el cirujano accede al abdomen mediante la introducción del instrumental médico a través de pequeñas incisiones. Se ha consolidado como procedimiento quirúrgico para evitar cirugías abiertas, con mayor riesgo de complicación, minimizar el dolor y reducir considerablemente el tiempo de hospitalización y de recuperación.
Con cirugía de la obesidad se denomina a aquellos procedimientos quirúrgicos complejos a través de los que se modifica el funcionamiento del tubo digestivo con el objetivo de lograr que el paciente pierda peso y que esa disminución del peso se mantenga en el tiempo.
Al igual que en otros tratamientos de la obesidad, para lograr que la pérdida de peso se consolide y se mantenga en el tiempo, además de intervenirse, el paciente ha de realizar cambios en su estilo de vida y llevar una dieta saludable.
La cirugía de la obesidad no es en ningún caso una cirugía estética y, como cualquier intervención quirúrgica, no está exenta de riesgos ni de complicaciones que pueden producirse, a corto o medio plazo. No obstante, hoy día es un procedimiento muy seguro que se realiza por laparoscopia (a través de pequeñas incisiones), uno de los mayores logros de la cirugía en las últimas décadas. Con la laparoscopia el cirujano accede al abdomen mediante la introducción del instrumental médico a través de pequeñas incisiones. Se ha consolidado como procedimiento quirúrgico para evitar cirugías abiertas, con mayor riesgo de complicación, minimizar el dolor y reducir considerablemente el tiempo de hospitalización y de recuperación.
Las técnicas quirúrgicas de la cirugía de la obesidad buscan dos tipos de objetivos: reducir la ingesta de alimentos y reducir la capacidad de absorción del tubo digestivo. Por ello, se clasifican como:
- TÉCNICAS RESTRICTIVAS. La cirugía consigue disminuir el tamaño del estómago o estrecharlo por debajo de su unión con el esófago. La técnica restrictiva más utilizada en la actualidad es la gastrectomía vertical o manga gástrica. También la banda gástrica ajustable, menos utilizada.
- TÉCNICAS MALABSORTIVAS. Se utilizaron en las primeras etapas del tratamiento quirúrgico de la obesidad. En la actualidad no están indicadas debido a los graves problemas nutricionales asociados.
- TÉCNICAS MIXTAS. Combinan los dos mecanismos de actuación. Una técnica mixta, en la que predomina el componente restrictivo, es el bypass gástrico.
La técnica restrictiva más utiliza, la manga gástrica, tiene, frente a otros procedimientos, un beneficio adicional que facilita la pérdida de peso: en la intervención se extirpa la zona del estómago donde se produce la grelina, una hormona encargada de estimular el apetito
Con esta técnica, se extirpa el 80% del estómago, pero se conserva íntegramente el tubo digestivo y la funcionalidad gástrica en su conjunto. Se reduce la capacidad del estómago a 150-200 centímetros cúbicos.
Los resultados de la intervención tienen efectos inmediatos y duraderos. El apetito disminuye como resultado de dos mecanismos de actuación:
- la sensación de saciedad con la ingesta de poca cantidad de alimento, debido a la reducción significativa de la capacidad del estómago (mecanismo restrictivo);
- la disminución de la grelina, la hormona que estimula el apetito y que se produce en la parte del estómago que se extirpa en la intervención (mecanismo hormonal).
Los pacientes sienten una reducción considerable del apetito. Esto les ayuda a seguir una dieta adecuada y a tener éxito en los procesos de reeducación de su forma de comer. Tras la intervención, los pacientes tienen un tránsito del alimento por el tubo gástrico más acelerado, lo que produce un incremento de la GLP-1 (glucagon-like-peptide 1) en sangre, que además de contribuir también a disminuir el apetito, favorece la actuación de la insulina y mejora de la diabetes en los pacientes que la padecen.
Ha sido la técnica de obesidad de elección durante muchos años. Ofrece excelentes resultados con menos complicaciones que otras técnicas mixtas a las que ha ido desplazando (el cruce duodenal o la derivación biliopancreática).
Con el paso del tiempo, la intervención del bypass gástrico se ha ido simplificando técnicamente, aunque continúa siendo un procedimiento que requiere una gran experiencia del equipo de cirujanos que realiza la operación.
En la intervención quirúrgica se construye un estómago de una capacidad muy reducida (20-50 centímetros cúbicos) y se modifica la función del intestino delgado (se realiza un bypass) para que el paciente solo emplee una parte del estómago y del intestino para la digestión y la absorción de los alimentos. Tras la operación, gran parte del estómago y del intestino delgado quedan inutilizados.
Es la técnica de elección para pacientes con reflujo gastroesofágico importante. Ofrece resultados buenos para controlar los niveles de glucosa en sangre en pacientes con diabetes tipo II.
Con esta técnica se implanta un anillo ajustable en el estómago debajo de la unión esofagogástrica. El anillo se conecta a un reservorio subcutáneo a través de un tubo fino. Tras la operación y durante el periodo de seguimiento, el cirujano hincha o deshincha el anillo implantado con el objetivo de reducir la capacidad del estómago del paciente. Se debe ajustar el volumen del anillo hasta conseguir que el paciente pueda alimentarse lo suficiente y tenga una sensación de saciedad temprana. La reducción de peso se produce como consecuencia de la reducción de la capacidad del estómago y de la menor ingesta de alimentos.
En general, es una técnica rápida y sencilla que se puede realizar de forma ambulatoria y sin ingreso. Tiene menos complicaciones iniciales que el resto de técnicas quirúrgicas para el tratamiento de la obesidad, pero la pérdida de peso que se consigue con ella es significativamente menor.
Por otro lado, con los datos de que se dispone en seguimiento de pacientes a cinco años desde la intervención, se puede afirmar que el índice de reintervenciones puede ser superior al 30% y se derivan del deslizamiento del anillo o de su erosión, de la rotación del reservorio subcutáneo y de otras complicaciones. El seguimiento y control de los pacientes por parte del equipo médico ha de ser muy frecuente inicialmente. Algunos trabajos en los que se aportan datos del seguimiento a medio plazo tras el tratamiento con esta técnica quirúrgica, cuestionan la calidad de vida del paciente tras la intervención.
¿Cuál es la mejor elección
quirúrgica para la obesidad?
La elección sobre cuál es la cirugía más indicada para cada paciente, depende del grado de obesidad y de las enfermedades asociadas. Sin embargo, hay ocho criterios que se deben tener en cuenta a la hora de elegir un procedimiento quirúrgico u otro:
Cualquier tratamiento para la obesidad requiere siempre de cambios significativos en la dieta y en el estilo de vida del paciente
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